martes, 17 de marzo de 2020

Sirenas de agua dulce

Náyades

También llamadas las ninfas de los cuerpos de agua dulce encarnando la divinidad de estos. Además de ellas, los griegos también adoraban a las oceánides y las nereidas que eran ninfas de los océanos y del agua salada, respectivamente. Las náyades son seres femeninos y que podían vivir muchos años aunque fueran mortales, precisamente toda su fuerza vital residía en el estanque o lago en que vivían y si este se secaba ellas morían. En la Antigua Grecia existían hasta cinco tipos de náyades: 

  1. Crenas (fuentes)
  2. Heleades (pantanos)
  3. Limnades (lagos)
  4. Pegeas (manantiales)
  5. Potámides (ríos).


Todas las leyendas y mitos acerca de las náyades alertaban de que su belleza podía llegar a ser mortalmente peligrosa. Su procedencia no está del todo clara, ya que algunos autores afirman que Zeus era su padre, mientras que otros decían que eran hijas del propio océano. Siempre eran representadas como jóvenes muy bellas, y con una personalidad dual. Malvadas escondidas en una apariencia frágil y dulce.

Homero

En los escritos de Homero, se explica el origen de estas ninfas y las clases de náyades que existían y que ayudaban a los protagonistas en sus aventuras. Posiblemente, la leyenda más famosas de estas ninfas dentro de la obra de Homero fue la protagonizada por las náyades de Mian. Sus nombres eran Euneica, Malis y Nycheia; se hicieron famosas por secuestrar a uno de los Argonautas. La historia acaba con Heracles yendo a buscar a Hylas, el argonauta secuestrado, sin éxito. El mito cuenta que Hylas se enamoró de las náyades y que en realidad no quería ser encontrado, por lo que se quedo con ellas para toda la eternidad. Este mito refleja claramente la personalidad de las náyades, capaces de realizar actos peligrosos aunque por un motivo justificado.

Relación con los dioses

Las náyades eran perseguidas por la mayoría de los dioses griegos del panteón que querían convertirlas en sus amantes. Debido a esto, una gran parte de los héroes y semidioses de la Grecia clásica tenían en su árbol genealógico a alguna náyade como pariente. Dioses como Apolo, Zeus, Poseidón o Hades mantenían relaciones con estas ninfas. Los nombres de las más destacadas eran Cirene, Dafne, Sinope, Egina o Salamina.

Dafnis y Nomia

Dafnis era un pastor siciliano cuyo padre pudiera haber sido el dios Hermes, fue abandonado por su madre en un campo de laureles, creció entre ninfas en los bosques de las montañas de Sicilia, era protegido de Apolo, de Artemisa, y de Pan, que le ofreció su flauta, se dedicó a cuidar sus rebaños en los alrededores del monte Etna. Este pastor, hijo del dios Hermes, es considerado como el creador de la canción bucólica. El pastor se enamoró de Nomia, una náyade que moraba en las fuentes y ríos. La ninfa en principio rechazó a Dafnis, pero finalmente cayó rendida a sus brazos jurándole fidelidad por siempre. Su relación era idílica, pero como en la mayoría de historias de amor de la literatura clásica, pronto se torcería.

Para desgracia de Dafnis, una princesa cruzó un día el bosque que habitaba y se encaprichó del pastor. El hijo de Hermes, que estaba enamorado de la náyade Nomia, no hizo caso a la princesa por lo que ésta lo envenenó obligándole a yacer con ella. La ninfa, tras enterarse de la traición de Dafnis, se enfureció y le arrancó los ojos al pastor. Desolado y triste, Dafnis comenzó a componer las canciones más bellas que se habían oído en el mundo hasta entonces. Tan preciosos y tristes eran sus poemas, que hasta los dioses bajaban al bosque para oírlos. Tras su muerte, el dios Dionisio trasladó a lo largo del mundo para que los animales y las ninfas lo homenajearan con sus lágrimas. Incluso Hermes hizo brotar una fuente en el lugar donde Nomia le arrancó los ojos, posteriormente se convirtió en el santuario de Dafnis dónde se le rendía culto.