En la mitología griega, una ninfa es cualquier miembro de un gran grupo de espíritus femeninos de la naturaleza, a veces unidos a un lugar u orografía particular. Las ninfas solían acompañar a varios dioses y diosas, y eran con frecuencia el objetivo de sátiros lujuriosos.
Las ninfas son las personificaciones de las actividades creativas y alentadoras de la naturaleza. La palabra griega νύμφη significa 'novia' y 'velado' entre otras cosas; es decir, una mujer casada y, en general, una en edad casadera. Otros hacen referencia a esta palabra (y también a la latina nubere y a la alemana Knospe) como una raíz que expresa la idea de 'crecer' (según Hesiquio de Alejandría, uno de los significados de νύμφη es 'capullo de rosa'). El hogar de las ninfas está en las montañas y arboledas, en los manantiales y ríos, en los valles y las frías grutas. Con frecuencia son el séquito de divinidades superiores: de Artemisa la cazadora, de Apolo el profeta, del juerguista y dios de los árboles Dioniso, y también de dioses rústicos como Pan y Hermes, dios de los pastores.
Las diferentes especies de ninfas se distinguen según las diferentes esferas de la naturaleza con las que están conectadas.
Ninfas terrestres («Epigeas»)
Agrónomos (campos)
Alseides (flores)
Antríades (cuevas)
Auloníades (pastizales)
Corícides o coricias (cuevas, son las musas clásicas)
Dríades (bosques)
Hamadríades (árboles)
Melíades o melias (fresnos)
Hespérides (jardines y del ocaso)
Híades (lluvia)
Limónides o hénides (prados)
Napeas (valles de montañas, cañadas)
Oréades u orestíades (montañas, montes; forman el cortejo de Diana)
Ninfas de las aguas («Efidríades»)
Oceánides (hijas de Océano; cualquier agua, normalmente salada)
Leyendas de un bosque habitado por ninfas que ha sido hechizado por una bruja y que sólo se romperá cuando un Satyro encuentre el bosque y baile con la reina de las ninfas
Náyades También llamadas las ninfas de los cuerpos de agua dulce encarnando la divinidad de estos. Además de ellas, los griegos también adoraban a las oceánides y las nereidas que eran ninfas de los océanos y del agua salada, respectivamente. Las náyades son seres femeninos y que podían vivir muchos años aunque fueran mortales, precisamente toda su fuerza vital residía en el estanque o lago en que vivían y si este se secaba ellas morían. En la Antigua Grecia existían hasta cinco tipos de náyades:
Crenas (fuentes)
Heleades (pantanos)
Limnades (lagos)
Pegeas (manantiales)
Potámides (ríos).
Todas las leyendas y mitos acerca de las náyades alertaban de que su belleza podía llegar a ser mortalmente peligrosa. Su procedencia no está del todo clara, ya que algunos autores afirman que Zeus era su padre, mientras que otros decían que eran hijas del propio océano. Siempre eran representadas como jóvenes muy bellas, y con una personalidad dual. Malvadas escondidas en una apariencia frágil y dulce. Homero
En los escritos de Homero, se explica el origen de estas ninfas y las clases de náyades que existían y que ayudaban a los protagonistas en sus aventuras. Posiblemente, la leyenda más famosas de estas ninfas dentro de la obra de Homero fue la protagonizada por las náyades de Mian. Sus nombres eran Euneica, Malis y Nycheia; se hicieron famosas por secuestrar a uno de los Argonautas. La historia acaba con Heracles yendo a buscar a Hylas, el argonauta secuestrado, sin éxito. El mito cuenta que Hylas se enamoró de las náyades y que en realidad no quería ser encontrado, por lo que se quedo con ellas para toda la eternidad. Este mito refleja claramente la personalidad de las náyades, capaces de realizar actos peligrosos aunque por un motivo justificado. Relación con los dioses Las náyades eran perseguidas por la mayoría de los dioses griegos del panteón que querían convertirlas en sus amantes. Debido a esto, una gran parte de los héroes y semidioses de la Grecia clásica tenían en su árbol genealógico a alguna náyade como pariente. Dioses como Apolo, Zeus, Poseidón o Hades mantenían relaciones con estas ninfas. Los nombres de las más destacadas eran Cirene, Dafne, Sinope, Egina o Salamina. Dafnis y Nomia Dafnis era un pastor siciliano cuyo padre pudiera haber sido el dios Hermes, fue abandonado por su madre en un campo de laureles, creció entre ninfas en los bosques de las montañas de Sicilia, era protegido de Apolo, de Artemisa, y de Pan, que le ofreció su flauta, se dedicó a cuidar sus rebaños en los alrededores del monte Etna. Este pastor, hijo del dios Hermes, es considerado como el creador de la canción bucólica. El pastor se enamoró de Nomia, una náyade que moraba en las fuentes y ríos. La ninfa en principio rechazó a Dafnis, pero finalmente cayó rendida a sus brazos jurándole fidelidad por siempre. Su relación era idílica, pero como en la mayoría de historias de amor de la literatura clásica, pronto se torcería.
Para desgracia de Dafnis, una princesa cruzó un día el bosque que habitaba y se encaprichó del pastor. El hijo de Hermes, que estaba enamorado de la náyade Nomia, no hizo caso a la princesa por lo que ésta lo envenenó obligándole a yacer con ella. La ninfa, tras enterarse de la traición de Dafnis, se enfureció y le arrancó los ojos al pastor. Desolado y triste, Dafnis comenzó a componer las canciones más bellas que se habían oído en el mundo hasta entonces. Tan preciosos y tristes eran sus poemas, que hasta los dioses bajaban al bosque para oírlos. Tras su muerte, el dios Dionisio trasladó a lo largo del mundo para que los animales y las ninfas lo homenajearan con sus lágrimas. Incluso Hermes hizo brotar una fuente en el lugar donde Nomia le arrancó los ojos, posteriormente se convirtió en el santuario de Dafnis dónde se le rendía culto.
Debido a la representación de las ninfas mitológicas como seres femeninos que mantienen relaciones con hombres y mujeres a voluntad, y completamente fuera del dominio masculino, el término se aplica a menudo a quienes presentan una conducta parecida.
Escapa por la suave pereza de su carne que en el fondo era fango, era ya tibia, y lenta, y latente, y sin forma; era como el dios de gran barba dormido junto al río en la siesta, junto a ella en la noche carnal y sofocada de junio con olores.
William-Adolphe Bouguereau, Ninfa
William-Adolphe Bouguereau, Ninfas y Sátiro
Y escucha temblorosa, apaga una tras otra penúltimas preguntas, y duerme, se hunde, duerme en brazos de un gran dios de pelo duro y rojo, divino Pan: un dios hecho bestia que huele.
Gabriel Celaya
John Ccollier Una Ninfa De Las Aguas
Edward Poynter, La caverna de las Ninfas
John William Waterhouse, Hylas y las Ninfas
Las ninfas son divinidades menores asociadas a lugares determinados. Todas ellas son hijas de Zeus, el mayor entre los dioses, y el de mayor energía sexual. Personifican la vitalidad de la naturaleza, la fuerza de los instintos.
La cantidad de ninfas es infinita y se corresponde con todos los sitios de la naturaleza a los que representan: grutas, árboles, montañas, lagos, ríos, mares.
Las ninfas tienen relaciones sexuales con hombres y mujeres. Son manifestaciones de las pulsiones sexuales. La palabra ninfomanía proviene de ninfa y significa el intenso deseo de mantener constantes relaciones sexuales a un nivel excesivo.
En el mito de Orfeo y Eurídice, se cuenta que las ninfas perseguían a Orfeo por su dulce canto y enloquecían al ser rechazadas o incluso ignoradas por él. A partir de esto, el término «ninfomanía» fue creado por la psicología moderna para aludir al «deseo de mantener relaciones sexuales a un nivel lo suficientemente alto como para considerarse clínicamente relevante». Debido al uso generalizado del término por parte de profanos y a los estereotipos asociados a él, los profesionales prefieren actualmente el término «hipersexualidad» que, además, puede aplicarse tanto a hombres como a mujeres.
Ninfa, en griego y en una de sus versiones, es novia. Una ninfa es la novia de múltiples novios. Ella es una deidad siempre dispuesta a las relaciones sexuales. Es personificación del sexo sin límites, libre potencia de la naturaleza.
La palabra «nínfula» se usa para aludir a una muchacha sexualmente precoz. Este término fue popularizado por la novela Lolita de Vladimir Nabokov. El protagonista, Humbert Humbert, usa la palabra incontables veces, normalmente en alusión a Lolita.
Escondidaentre los árboles, con la mirada desafiante me paralizó. ........
Estaba nadando, en aquel remanso de paz, rincón perdido en medio de la nada, mi ropa cuidadosamente doblada entre unos matorrales, a través del agua no del todo transparente se podía entreveer mi desnudez total, el agua cristalina y fresca, un alivio para contrarrestar el efecto de los rayos de sol sobre mi cuerpo en un día que había dedicado a la fotografía la sensación era muy agradable....
Miré distraído hacia la orilla de aquel pequeño lago natural, buscando encuadres para capturar alguna imagen de aquel lugar idílico, rodeado de hayas centenarias de una altura tal que se perdían en el cielo, provocando un ambiente sombrío en medio del silencio roto por los silbidos de aves parlanchinas, el reflejo de la luz brillaba como cuchillos afilados a través de las hojas danzantes, semicerraba los ojos, desfigurando un tanto la escena y fantaseando, no se porque me sentía observado
Siempre me han fascinado las luces y las sombras pero los centelleos marinos me hipnotizan, esos brillos se mezclaron con su imagen de ninfa salvaje, creando una fuerza de ultramundo como un telón que anuncia una obra excelente....en esos momentos presagias, que lo que viene, va a ser sorprendente.
Desnuda y en cuclillas
Vi su espalda con un tatuaje enorme, encima de una tarima formada por un tronco cortado, agachada, desnuda, en cuclillas, mirando con la vista pérdida, entonces surgiendo en medio de la presión del silencio se produjo el milagro, un momento de catarsis de unión con lo sobrenatural. La belleza de un instante fugaz que nunca volverá pero será sustituido por otro. Hasta las motas de polvo, suspendidas en el aire, como espejos vibrantes devolviendo la amplitud de los rayos, como las luces de los focos de un escenario, absorven mi atención, quisiera tener el poder de retener está visión, seguramente es una alucinación provocada por el cansancio, de modo que seguí mirándola entre curioso y desafiante esperando que se desvaneciese. La rodee para poder admirar de frente toda su belleza, acoplada en aquel bosque de múltiples colores y sonidos.
-Es mi rincón y tú lo has descubierto ahora.
-Vaya, eso mismo iba a decirte yo, pensaba que era solo mio, bañarme rodeado de esta soledad, de este silencio, mirar las formas de las nubes, perderme con las ondulaciones de las hojas por el viento...
-Pues tendrás que compartirlo si no te importa. Se tiró al agua y nadó suavemente hasta donde me encontraba, se movía agilmente y se acercó, ahora en su cara se dibujaba con la mueca del inicio de una sonrisa, una mueca graciosa que abría un portal hacia sus profundidades.-¿Te podría pedir algo? -Depende.-Es mi cumpleaños y tu representas la única relación con los humanos al que tengo acceso en mucho tiempo y no se cuando te adentrarás en el bosque del cual tengo prohibido salir, quizás nunca se repita.-¿Te importaría besarme?
Me quedé atónito, mientras me hablaba, había depositado una mano, que resbalaba mojada por mi antebrazo, más bien parecía una caricia. Sentí un estremecimiento seguido de un escalofrio. La besé suavemente en los labios, noté todo el sabor dulce del agua del remanso, percibí todos los aromas de las frutas del bosque juntas y el sabor y la delicadeza de su lengua, otra vez los tintineos brillantes sobre el agua y las motas de polvo brillantes, parecieron unirse en aquel beso delicioso, me parecía estar rodeado de luces y diamantes.......
Que pasaría sial adentrarnosen medio del bosque, en el atardecer al oir el canto del mirlo con atributos hipnóticos oimos algún otro sonido, como el gemido apagado de alguna mujer .... escucharlo es deleitarse y a la vez fascinarse.
Sin embargo no hay mejor música que la que se destila del bosque en el ocaso, cuando el aire huele a aire y el pino aun conserva el suyo a resina caliente.
Ya entrada la noche, a través de la tierra húmeda se puede disfrutar del silencio, roto por los sonidos fantasmagóricos de ciertas aves nocturnas y el crujido de nuestras botas sobre las hojas secas. Poco a poco el oído va separando las notas, los pájaros usan la siringe, el equivalente a nuestra laringe, lo que les permite disponer de dos cámaras que les deja emitir dos sonidos simultáneamente, que se van conjugando armónicamente distinguiendo tantas especies como atención prestes, mirlos, canarios aflautados, gorriones despistados, o el sonido majestuoso de los búhos.
Estaba tan absorto intentando identificar los sonidos que hasta me pareció oír una especie que no reconocía, entre tanta fiebre de sonidos distinguí el ritmo incansable de un pájaro carpintero pero mezclado con el aullido de un gato, me enfilé por un sendero que conducía a una especie de explanada entre la densa espesura de un bosque ypresté más atención.....
El sendero estaba flanqueado de peñascos atormentados por el sol y el fuego del cielo ardía en la tierra, ahora se distinguía claramente un rítmico gemido ansioso, me acurruqué entre las ramas del último árbol antes de un pequeño claro en el que se veían unas grandes piedras negras, unas estaban enhiestas y otras tumbadas en el suelo, me quedé sin aliento, mas adelante apareció un laberinto de raices de hayas gigantes, inmensas como sus troncos y semienterradas entre las hojas rojizas.
Encima de una de esos laberintos de raices ancestrales, una hermosa y joven mujer se entregaba a un extraño ritual, se frotaba casi desnuda contra una inmensa raíz con forma de falo tumbado entre la hojarasca del bosque, enlazadando la madera ancestral con los muslos hasta en la lejanía formar parte de la misma, aplastaba su sexo contra la superficie áspera de su corteza, se deslizaba a la parte superior subía y se dejaba bajar lentamente con la gravedad y con el empuje de sus redondeadas piernas, gimiendo levemente pero amplificado por el silencio existente, sus muslos eran blancos, destacaban entre la maleza, de no existir el contorneo se diría que parecía formar parte de una escultura que había cobrado vida, en aquella visión, me estremecí por el deseo y una corriente eléctrica recorrió mi espalda.
Su cuerpo desnudo se retorcía ante mi, una de sus manos atrapaba con fuerza la muñeca contraria y sus brazos de piel blanca exquisita rodeaban el tronco como dos serpientes que se mordían la cola, se retorcía en cada embate, sus cabellos de oro brillaban por el sudor y golpeaban su espalda rítmicamente como espoleada por un látigo de hilos de seda, el aire parecía estar paralizado ante aquel espectáculo de pasión desenfrenada.
Inesperadamente lanzó un grito,sacudida por un espasmo, se dejó resbalar poco a poco al suelo hasta donde estaban sus ropas. Se repitió la escena en días sucesivos, en el ocaso del cuarto día justo en el momento en que se desnudaba, cuando iba a abrazar la raíz salí del bosque de puntillas intentando dar una imagen espectral y andando con toda la parsimonia de la que era capaz, con una rama de olivo en una mano, ataviado solo con una sábana blanca cruzada sobre el pecho, buscando el contraluz y dejando que la fantasía y la sombra alargada se escurriera entre las piedras dando una imagen enigmática y a la par majestuosa.
-Pero se puede saber ....¿quién eres tú? -Soy Kévix (Dios de la Tierra Seca), le entregué la ramita que había cogido antes distraidamente para confirmarlo.
Contesté ahuecando la voz, como si de un Dios se tratase -¿Entonces mi sacrificio ha funcionado? -Si, serás muy fecunda a partir de ahora, pero aún te falta el último sacrificio.
Se desnudó y allí mismo apretada su espalda contra una piedra en forma de falo, aún caliente por los rayos huidizos del sol, buscó bajo la sábana y tomó mi atributo con el respeto que exigía una ceremonia entre dioses y humanos y se la introdujo lentamente entre sus ya húmedos muslos, cuando entró suavemente esta vez me abrazó a mi y su dulzura dejó paso a una furia incontrolada, quería quedar bien como representante de las humanas, sus largas crines doradas, empezaron a tener vida propia y acabó aplastada con mis embates como una mosca ante el cristal, contra aquella pared monolítica, exploté en su interior como nunca antes y nuestros gritos fueron contestados por pájaros, ranas, grillos y saltamontes en un festival sonoro nunca oído.
Después nos vestimos tranquilamente. -Oye por cierto ¿y esta bici? ¿desde cuando los dioses van en bici? Curiosamente apareció mi ropa al lado, creo que había descuidado un pequeño detalle logístico. Todo mi montaje ya no se sostenía......
Cuando vayáis por el bosque prestar atención a los sonidos, las ninfas, si te pillan estás perdido.
PD Para leer este post multmedia os recomiendo ante todo estar solo o sola, quitar la música (cruz roja navegador), apagar todas las demás páginas e ir activando todos los sonidos, para recrearnos en esta noche mágica veraniega.